Capítulo II: El Canto del Cisne
La historia de Leda y el cisne es uno de los relatos más sensuales de la mitología griega, y explica de manera alegórica las pasiones y debilidades humanas. Según el mito, el dios Zeus descendió del Olimpo en forma de cisne y se presentó ante Leda quien fue poseída por el animal dando a luz a sus hijos mortales. Nicole Mazza tomó este mito como punto de partida y a través de su bordado creó una nueva narrativa poética.
La iconografía de Mazza es particular y propia, la artista trabaja con textiles y bordados para crear obras figurativas que en una primera instancia parecen escenas de mujeres dóciles, pasivas y sensuales, pero a medida que nos acercamos encontramos un twist, los cuerpos curvilíneos y danzantes cortan, castran y matan. En esta serie, hay ciertos elementos que se repiten como leitmotiv: las tijeras y los cisnes. Las primeras, herramientas de costura por excelencia, utilizadas para crear y hacer cosas útiles, representantes del women's work, son utilizadas en la iconografía de Mazza por los personajes femeninos cuyos cuerpos remiten a ninfas de la antigüedad o bien a las vírgenes presentes en las iglesias europeas, como armas de castración. El cisne, animal que desde la antigüedad y para muchas culturas, representa la espiritualidad, la luz, la pureza, la elegancia, la sabiduría divina y la purificación, aparece fragmentado en distintos lugares de la sala creando una atmósfera de extrañamiento. Hay un juego de contradicción que utiliza la artista constantemente para generar cierta incomodidad en el espectador e invita a reflexionar sobre la condición humana y la cultura en la que estamos insertos, donde los mitos de origen están atiborrados de hechos atroces como violaciones y concepciones erróneas del mal llamado amor romántico.
Nicole Mazza siempre trabaja con imágenes que la interpelan ya sea porque las vivió o son parte de su historia e intimidad. En especial aquellas que se relacionan con el hecho de ser mujer en este mundo. La artista tiene una forma de trabajar metódica y en serie. Se obsesiona con un relato o imágen y lo vuelve su objeto de investigación.
Mazza desarrolla una iconografía muy característica para hablar del vínculo con su cuerpo y la relación con un otro; con un sello de identidad propio, resultado de la convivencia de diversos mundos y de una cultura visual peculiar, conviven en la obra de la artista imágenes religiosas, la culpa, la sexualidad, el ídolo, las pinturas renacentistas, los mitos y las simbologías.
Swan Song (Canto del cisne) el segundo capítulo de la investigación artística que realiza Nicole Mazza sobre este mito. En un juego de apropiaciones y reescritura de un relato tradicional, la artista le da a las protagonistas la posibilidad de un destino diferente a partir de la únión de fragmentos, de zurcir patrones y de bordar finales alternativos.
Irene Gelfman